Hace semanas que recibimos muchas peticiones de consulta sobre esterilidad o infertilidad secundaria, es decir cuando estamos buscando el segundo o tercer embarazo y no llega. Hoy queremos abrirle un espacio a esta preocupación, pues conocer las posibles causas y las opciones actuales son algo primordial para no caer en la desesperación y estrés que esto supone.
Algunas de las parejas que consiguen sin apenas esfuerzo tener el primer hijo, al querer ampliar la familia unos años más tarde, pueden encontrarse con dificultades para concebir o avanzar en la gestación.
El término secundaria hace referencia al momento de aparición de estos problemas. Hablamos de esterilidad o infertilidad primarias cuando nunca se ha logrado concebir o finalizar una gestación, respectivamente. En el caso de la esterilidad o la infertilidad secundarias, se ha conseguido un embarazo o tener un hijo con anterioridad, pero han aparecido dificultades para lograrlo más adelante.
Aproximadamente el 15% de las parejas en edad fértil presentan problemas de fertilidad. Si tras un año de relaciones sexuales sin protección no se consigue una gestación evolutiva, se debe buscar la ayuda de especialistas en reproducción asistida.
¿Qué la causa?
La principal causa de que aparezcan problemas a la hora de conseguir el segundo hijo es la edad materna, ya que la fertilidad femenina disminuye considerablemente a partir de los 35 años. Que disminuya no significa que sea inexistente, sino que lo que antes era relativamente rápido ahora nos llevará más tiempo.
Este descenso de la fertilidad se debe principalmente a la disminución de la calidad y cantidad de los óvulos y al aumento de las alteraciones cromosómicas en éstos. Esta situación dificulta tanto que se logre la gestación como que ésta sea evolutiva. Por eso, por ejemplo, los abortos de repetición son frecuentes en mujeres de edad avanzada.
Es importante estudiar detalladamente la fertilidad de la mujer y de la pareja, en el caso de que la haya, para intentar averiguar el origen de la esterilidad o infertilidad y así poder indicar el mejor tratamiento posible en cada caso. Por ejemplo, si estos problemas se deben a un desajuste en las hormonas tiroideas, puede ser suficiente con tratar esta alteración hormonal para lograr el embarazo evolutivo. Es muy recomendable empezar por el principio y no ponernos en lo peor, analicemos si tenemos o no un ciclo regular y tengamos en cuenta que debemos ir paso a paso; poner solución a los problemas hormonales es primordial…pues sin ello no estamos en un tiempo efectivo.
La esterilidad y la infertilidad secundarias pueden tener numerosas causas y éstas pueden combinarse entre ellas, por lo que en ocasiones puede ser difícil diagnosticar el origen exacto. Muchas de las causas de la esterilidad e infertilidad secundarias coinciden con las de las primarias, como los problemas hormonales o endometriales. Por ejemplo, pueden deberse a que la paciente, desde que tuvo el primer hijo, haya desarrollado diabetes, haya adquirido una enfermedad de transmisión sexual que afecte a las trompas de Falopio o que haya aparecido alguna alteración uterina que dificulte el embarazo, como un mioma.
Es preciso ir descartando posibles causas (obviamente siendo constante pues el tiempo no es un aliado pasados los 35), analítica completa, analítica hormonal, tiroide, IMC, endometrio…sin prisa, pero sin pausa. Una vez tengamos un ciclo regular y las mediciones sean correctas es posible que tengamos que tomar algún ayuda para fomentar la ovulación y ayudar a la implantación.
Obviamente hay tantos casos como mujeres en el mundo, pero NO DESESPERES, la opinión de un buen profesional es vital, si no estás convencida pide una segunda opinión, se trata de ti y de tu familia.
Veamos qué hacer
El tratamiento indicado en cada caso dependerá principalmente de cuál sea la causa de la esterilidad o infertilidad y de la historia clínica de la paciente.
En las pacientes en las que el motivo principal sea la edad, se valorará de manera personalizada las probabilidades de éxito que existen con una fecundación in vitro (FIV) con óvulos propios. También puede ser necesario realizar un diagnóstico genético preimplantacional (DGP) para lograr el embarazo. Las técnicas de diagnóstico genético evitan los abortos de repetición y nos garantizan que el embrión transferido es sano.
En aquellas pacientes que no se consiga la gestación con estos tratamientos o que ya se prevea que las probabilidades son muy bajas, puede ser necesario recurrir a la ovodonación.
Si la causa de la esterilidad o infertilidad es otra, deberá adecuarse el tratamiento de manera específica en cada situación. Por ejemplo, si se trata de desajustes hormonales, puede ser suficiente con tratarlos y que no sea necesario recurrir a las técnicas de reproducción asistida.
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